PAULA VON HASE - KARL BONHOEFFER
Joven pareja
HERMANOS
Sabine Dietrich Christine Ursula Klaus Walter Karl-Friedrich
PAULA KARL
VELADA DE LECTURA
EBERHARD DIETRICH
El amigo y colaborador
WANGENHEIMSTRASSE
Casa familiar
Al amanecer del 9 de abril de 1945 Dietrich Bonhoeffer es ejecutado en la horca en el campo de concentración de Flossenbürg junto al almirante W.W.Canaris y el general H.Oster, entre otros, por orden expresa de Adolf Hitler que se suicida veinte días después en su bunker de Berlín, acosado por la coalición del Occidente con Este de Stalin, tan criminal como Hitler.
¿Cómo ha llegado este joven ciudadano alemán a colaborar activamente a partir de 1938 en la conspiración para derrocar el III Reich encubierto como agente de los servicios secretos del ejército? Por su clarividencia y su decisión ante las primeras acciones genocidas del nazismo en el poder en 1933:
"Hay que resistir contra la violación de la conciencia y la destrucción del evangelio".
Mientras estaba en la cárcel como consecuencia de este compromiso personal en el devenir de los acontecimientos históricos, se preguntaba como teólogo:
"¿Qué creemos realmente? ¿Quién es Cristo, hoy para nosotros? ¿Qué significa para el Cristianismo la radical falta de religiosidad de los hombres? ¿Es que queda sitio para Dios?
¿Son verdaderos límites humanos de la muerte, el pecado, el sufrimiento?"
Dietrich Bonhoeffer empeña su vida en un doble compromiso político y creyente como consecuencia de su radical honestidad personal intelectual.
En temas como la liberación política y social, la paz y el desarme, las decisiones éticas, la unión de las iglesias, o la vigencia de la fe religiosa en el mundo actual, Bonhoeffer es una provocación y un estímulo.
Es invocado en la lucha por la libertad y por la justicia, por la sinceridad y por el compromiso radical, tanto por los católicos sean conservadores o progresistas, como por los protestantes, sean piadosos o secularistas, tanto por los creyentes como por los paganos, tanto en la Alemania del arrepentimiento y del marco unificado, como en los Estados Unidos del pluralismo de la tecnología y de la responsabilidad global. Su memoria es revivida, tanto en el África del Sur contra el apartheid, como en la Cuba (antes en los países de la Unión Soviética) contra el marxismo, o como en el resto de América Latina contra el capitalismo y las dictaduras militares o políticas.
Se invoca su ejemplo y se recupera su palabra tanto para una vida de piedad profunda como para una vida civil comprometida.
La honestidad integral como persona llevó a Bonhoeffer al compromiso intelectual y político en el que empeñó la vida.
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Dietrich Bonhoeffer es paradigma de autenticidad, por su actitud frente a la realidad histórica concreta, por su compromiso intelectual y activo, por su personalidad.
La honradez definitiva es para Bonhoeffer conversión en Jesucristo, es cristiana. Se inspira en la Sagrada Escritura, las Confesiones, la Teología, la vida eclesial, la existencia histórica.
Sinceridad radical es reconocer el misterio inabarcable de la existencia como gracia que provoca agradecimiento.
La veracidad es polémica y dialéctica. Se debate entre la resistencia y la sumisión incondicionales, la humildad y el ensalzamiento, la flexibilidad y la tenacidad. Frente impedimentos interiores, inconscientes o interesados, frente a ataques de fuera, violencias, manipulaciones y engaños. La sinceridad asume todo lo que los demás juzgan y hacen, pero no se rinde ante la opresión del entorno o de la mayoría.
La sinceridad, si bien busca el éxito y la felicidad, no se guía por ellos. Arrostra las consecuencias de sus actos y no se arredra ante la desgracia ni se conforma con la dicha.
La autenticidad implica íntegramente a la persona. Se basa en un impulso radical interior que dinamiza las actitudes, las opciones, y las decisiones. Es impronta autónoma personal y es propiciada por la familia, el prójimo, la formación.
El análisis lúcido de la intrincada realidad concreta y de su proceso dinámico requiere honradez previa y consecuente para captar la situación y la función de uno mismo en el juego de la totalidad, metafísica y existencialmente a través de las experiencias, el contacto vivo con la realidad, la apertura, la sensibilidad, la libertad.
El empeño generoso, sacrificado, de toda la vida con riesgo de perder lo que se ama y arrostrando decididamente la muerte es un rasgo de veracidad radical.
La sinceridad lleva inherente la insinceridad. Nunca es pura, íntegra. Reconoce en sí y fuera de sí la debilidad, la contradicción, las inconsecuencias. Puede legitimar y hasta requerir la estrategia, la táctica, el camuflaje, el engaño, pero nunca la maldad, el odio. La benevolencia, la comprensión, el amor, no excusan de la debida sinceridad.
Cuanto mejor se capten las limitaciones y las posibilidades de cada uno de los elementos de la realidad, incluido uno mismo, y se actúe sin compromisos previos, libre y consecuentemente, mayor sinceridad.
La sinceridad implica reconocimiento no sólo del error, sino de la culpa, y por ende, del sentido de la corrección, del arrepentimiento, del perdón y de la conversión, aplicado a sí mismo y a los demás.
Uno mismo sólo dispone de sí mismo. La representación y sustitución no puede ser su-plantación. La sinceridad considera inalienable la individualidad e insoslayable la socialidad. Se es necesariamente uno solo y multitud. La sinceridad responsable lleva tanto a la soledad como a la comunión.
La propuesta de sinceridad parte, y depende del sujeto. Es autónoma y exclusiva. Es total subjetividad pues requiere todo el empeño del individuo solo, y es total objetividad pues está a merced de una instancia ajena, que juzga y salva.
La sinceridad en la Iglesia viene de sentirse y hacerse realmente miembro reconocido en la comunidad. Obliga a cada uno en su fe, su adhesión, su coherencia de vida y obliga corporativamente a la Iglesia en la comprensión que tiene de sí, en la configuración de su estructura, su proclamación, su testimonio, sus formas, su comportamientos, sus relaciones.
La sinceridad teológica, nace de la sinceridad de experiencia profunda fe personal y comunitaria, se desarrolla en el método y se confirma en la realización vital. La sinceridad supone la interde-pendencia de vida y escritos. "Biografía" como vida explicada y reflexión vivida honestamente.
La sinceridad de la fe respecto a la política comporta una responsable asunción de compromisos que tiene como extremos inaceptables la dejación y el dominio y conlleva necesaraiamente una participación en la orientación y ejecución de los procesos de estructuración y transformación de la sociedad y de la dinámica histórica.
La sinceridad compartida en un grupo, sea familia, partido, iglesia, empresa, asociación, institución, aúna, y no disminuye, todas las características de la sinceridad personal.
La sinceridad sostenida en el tiempo no mantiene por principio la situación, aún en la fidelidad, ni la cambia por principio, aún en el desarrollo e incluso la ruptura. Es conservadora, en cuanto que reconoce la tradición, la herencia, el pasado, el aprendizaje, y al mismo tiempo tiende al progreso, al futuro ansiado, a la recreación.
"¡Qué larga es la desolación del día y de la noche cuando estamos sin Dios!" (IV 396: en 1935).
"Dios está junto a nosotros de noche y al amanecer" (WE 436: en 1945).
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