El timo de la Zamora sefardí

ACTUALIZADO CON FOTOGRAFÍAS DE MUESTRA: DOCX PDF

Yo reto a los zamoranos, a defender nuestra ciudad de invasores externos y cómplices internos. La "Zamora sefardí" es una estafa turística con publicidad engañosa que falsea la historia sobre la estancia de judíos en el Medioevo en Zamora.

INTRODUCCIÓN

Los políticos ignorantes o interesados, de la Junta de Castilla y León, y los políticos ignorantes o intereados, del Ayuntamiento de Zamora, sostienen una ruta turística de dudosa garantía legal y ninguna profesional, promoviendo al “Centro Campanton” creado por el poeta cubano Jesús Jambrina, patrocinado por el presidente de las Comunidades Sefardíes en Jerusalén, Abraham Haim, quienes desde hace cinco años en los medios de comunicación, congresos, programación turística, y trama propagandística, deforman y pervierten la historia medieval de esta ciudad de Zamora con falsedades sobre supuestos vestigios materiales judíos y sobre lo más sensible, la vida y los hechos históricos de nuestros antepasados zamoranos nacidos o avenidos.

Pueden consultarse profesionales responsables oficiales de instituciones culturales en la ciudad, Profesores universitarios, Diputación Provincial, Ayuntamiento, Patrimonio, Uned, directores de los museos, de archivos históricos, bibliotecas, y notables estudiosos de la cultura hebrea y de la época medieval en Zamora, y se estará en condición de afirmar que todos consideran inapropiada, por decirlo suavemente, la estrategia e iniciativas concretas de este grupo activista “Centro Campanton”, relativas a la historia de los judíos en Zamora hace cinco siglos. Ningún profesional reconocido de la historia, de la arqueología o del arte de nuestra ciudad participa ni quiere participar activamente en esos llamados congresos y actividades. Ámbitos de cultura judía consultados también los descalifican como outsiders. Varios de los entrevistados atestiguan que Jesús Jambrina insta e incrimina como antisemitas a los que no se avienen a sus planes o a los que hacen crítica profesional histórica a sus invenciones, como es este relator.

En cinco años el mejor diario local en papel deshonra 120 años de profesión pervirtiendo la opinión de Zamora. Ha dedicado ochenta y ocho reportajes en gran formato con primeras páginas, sobre este tema, exclusivamente basados en una fuente de desinformación: Jesús Jambrina.

Se presenta aquí solo un punto introductorio de una refutación más desarrollada en la que se documentan fehacientemente algunos de los muchos infundios propagados en los supuestos Congresos Sefardíes, en las webs de propaganda “sefardí” y en los medios de comunicación locales e internacionales, que son nuestra fuente de información, además de haber interpelado personalmente a los desaprensivos Jambrina y Haim al inicio de su estrategia. La población ha sido confundida y engañada mediáticamente.

Lo que se dice un timo, pufo o patraña, una estafa cultural e histórica en toda regla.

RESUMEN PREVIO

Es una afrenta a los ciudadanos que los políticos se nos dejen “imponer” una medalla por someternos a las falsedades que propala el freaky Jesús Jambrina con el errante Abraham Haim para su campaña de ruta turística mal llamada sefardi. He aquí algunas de las suyas.

Es falsa sinagoga la “cueva árabe” documentada como bodega de seis cubas desde la Edad Media. Es falsa sinagoga el local de Gazapo 5, documentado como iglesia de San Julián del Mercado desde 1167. Es una falsa sinagoga la iglesia de Santa María de la Vega documentada desde 1151 y visible ahora con sus epígrafes funerarios cristianos y canecillos románicos. Es falso el baño de judíos en Pizarro 7, un aljibe como otros tantos en peña tajada, rehabilitado como piscinita lavapiés para turistas captados por Aldecoa Luzarraga, burlándose de sentencia de la Audiencia Nacional. Es falsa menorah la cruz en el sillar de San Ildefonso. Es una falsa judería la vieja cristianería de La Horta donde ya desde el siglo XII existen nueve iglesias cristianas con monasterios, hospitales y cofradías de artesanos. Es falsa judería la Vega del Valderaduey o Barrio de Olleros cristianos, porque no hay rastro de que hubiera habido judíos moradores en el cauce, inestable para construir hasta hoy mismo. Es falsa la llave ferruginosa de una puerta de una sinagoga que no existe. Es falsa una academia de gigantes olvidados en la Muralla. Es falso el malsín maimónides como sabio gigante y como zamorano de lo que no hay constancia. Es falso que fueran cabalistas criptojudíos y no monjes los cistercienses de Santa María de Moreruela. Es falso que Zamora "de modernis" nacida cristiana, sea una ciudad convertida del judaísmo. Es falso citar falsamente a historiadores y arquitectos. Es falso el programa de los cinco postes del ayuntamiento de Herr Strieder con Jesús Jambrina, quien con Abraham Haim difunde falsedades históricas de mayor relevancia servido por políticos serviles advertidos de las falsedades y consentidos por profesionales que despectivamente se inhiben o se cohiben ante la presión agresiva del Sefardismo turístico.

FALSEDADES SOBRE VESTIGIOS MATERIALES

Una inventada sinagoga en la Plaza de Santa Lucía 11, reciente bar de copas llamado “cueva árabe” y ahora reconvertida como “Sinagoga” por Jesús Jambrina y su dueño actual, que se muere por venderla. Esto es, una falsa sinagoga en el enclave donde se documenta reiteradamente desde el siglo XIII “una bodega con seis cubas” bajo “tres pares de casas”, que dan a la plaza Santa Lucía y la calle Zapatería, en posesión del Cabildo catedralicio según herencia testamentada por Lope Alfonso ejecutada por su esposa doña Beatriz Rodríguez Garabita, alquilada sucesivamente por periodos de diez a quince años, hasta que tras el tsunami de la “enagenación” del judío Mendizábal, pretendidamente desamortizadora en 1836, y tras la riada del Duero que en diciembre de 1860 arrasó doscientas casas del entorno hasta San Frontis, fue amputada y troceada, luego reconstruida totalmente, utilizada como sótano para pescado por el llorado Sarín, y renombrada “cueva árabe” por el padre del actual propietario a instancia de Palacios y de Andrés Sánchez Pérez en 1970, quien venía del Rif y a ojo de buen cubero diagnostica un cierto estilo “árabe califal”. Viene en 2010 el sefardista y cabalista argentino, descristianizador de Jesús de Nazaret, Mario Javier Saban, para reconvertir el sótano al judaísmo como bodega para el vino kosher. Tras él llega el amigo indiano poeta Jesús Jambrina y cuelga en el frontispicio y en la trasera del sótano antes bodega, el reclamo publicitario de “Sinagoga” con el símbolo de la menorah, y la cataloga por su cuenta como “la sinagoga más antigua de España”, reventando las “Antiquitates Hebraicae”, para pasmo de Occidente, entusiasmo de crédulos turistas, y condescendencia socarrona o interesada de autóctonos. Pero ese recinto subterráneo de 12x4 pasos es solo una parte de una bodega con zarcera visible, taponada, con galerías en las casas contiguas, semejante a otras doce bodegas en un radio de cien metros, y alguna conserva cuba de roble de 700 cántaros, de entre más de cien bodegas en la ciudad documentadas una a una, con nombres y apellidos de cristianos y vino viejo, hasta el siglo XVI, catalogadas en tiempos de Carlos V 1535 con la cantidad y origen del vino, censadas por el Marqués de la Enseñada en 1750, listadas a finales del XIX en la capital de la Tierra del Pan y del Vino, entre ciento veinte “cosecheros de vino”, además de otros tantos consignados como de “vinos y aguardientes”.

“La realidad es que esas cualidades acústicas son comunes en los recintos abovedados” … “En efecto, no tenemos ninguna evidencia de que fuera un espacio utilizado como sinagoga, y sí muchas analogías con las bodegas de vino que se reparten por toda la cuenca, desde Aranda de Duero a Zamora. La realidad así lo muestra” (Comunicación escrita del arquitecto y la arquitecta de la Universidad de Valladolid, invocados por Jesús Jambrina para judaizar la bodega).

Por apartados pondremos a disposición fotografiados los documentos medievales de posesión, de testamento, de alquileres sucesivos, luego los de enajenación de la casa sita en Santa Lucía nº12 en 1844, de ruina, de planificación municipal en 1860 con la asignación “bodega” para las tres casas, y la reconstrucción en 1900 del nº 11 y en 1930 del número 10, la “rehabilitación” para local de hostelería, los pagos impositivos de 1943, 1964, etc., junto con otra documentación que, salvo razón mayor, sustenta la afirmación de que: Es falsa la atribución que hace el alumbrado Jesús Jambrina al sótano antes bodega de la plaza Santa Lucía nº 11 en Zamora, asombrando a turistas con “una de las sinagogas más antiguas de España”. De risa si no fuera de pena.

Otra falsa sinagoga se adjudica Jambrina por inducción en 1959 del serendipitious David Sidney Markmann, y otros errados historiadores, en la margen derecha del Duero, en la calle renombrada Ignacio Gazapo a propuesta municipal de 1906. Pero que está documentada en pergamino como la Iglesia de San Julián del Mercado, entre Tajamar y las Ollas estatuida como iglesia en 1167 por los “mercatoribus”, por concesión del obispo Esteban, sede de hospital y cofradía de peleteros “para bien de los pobres en Cristo”. Se historia sucesivamente su vitalidad hasta el siglo XIX en la plaza del Mercado sede de las fiestas ciudadanas oficiales hasta el siglo XVII. La iglesia está precisada con una cruz y leyenda nominal (“paroisse St Julian” e “iglesia San Julián del Mercado”), frente al Pajar del Rey en mapas y planos de Pedromoreau (1738), Rabelin (1721), Zermeño (1766), Augier (1756), Coello (1865), E.J. Pérez (1889), Represa (1972). Está señalada como “iglesia sin uso” en planos del urbanismo municipal de 1861, para sorpresa de los actuales moradores e intervinientes oficiales en la zona.

Otra falsa sinagoga en la Puerta de la Feria a donde lleva el hamelin Jambrina su cohorte de turistas encantados que dicen "esto es nuestro", pero que según privilegio signado en latín en 1151 por la infanta doña Sancha, hermana del "Emperador de toda España", Alfonso VII, es la Iglesia de “Sancta Maria de illa Veiga” del Valderaduey y del Valorio, en la colación de Santa María o Barrio de Olleros de la ciudad, a la bajada del Mercadillo, documentada sucesivamente hasta que tras la ruina en 1780 se cubrió con una manta de tejas que colapsó en 1987. La “intervención” oficial en 2002, descapota el conjunto de casa y cuadra, saca a la luz el recinto con los canecillos románicos de estilo local, luce en el frontispicio del portal la inscripción “Obiit Famulus Dei Petrus + Era MCCCV” (año 1267), visible desde el exterior, dentro muestra motivos cristianos en pinturas como las del que fue abadía del Espíritu Santo próximo, y descoyunta los cristianos huesos que en el interior y derredor descansaban en paz esperando el sonido de la trompeta final, cuando les llegó el monotono de la pala mecánica.

OTROS FALSOS ELEMENTOS MATERIALES

Otro tanto sucede con el judaizado sillar con la cruz rallada en el portal norte de San Ildefonso, que no es signo de cantero ni obra de grafitero casual, ni menorah ninguna, sino un signo funerario común en todas las iglesias románicas comprobadas en la ciudad y semejante a otros signos de cruces señaladas en el portal sur (cf. "Cruces en portales románicos").

Lo mismo con el aljibe de la casa de los Docampo en cuesta Pizarro, rehabilitado como mikvé por Alfredo del Cueto, y no confirmado por nadie de la Universidad de Salamanca, en contra del engaño de Jesús Jambrina en los medios. El enclave que aún en 1968 yo mismo observé como abandonado aljibe doméstico, el delineante y creativo Del Cueto en 1986 lo convirtió en fenicio, luego en romano y ahora en judío. Todo en contra de la sentencia de la Audiencia Nacional y de las Comisiones de Cultura y Patrimonio que prescriben la conservación de "las peculiaridades del aljibe". Se puede observar una docena más de aljibes vivos a lo largo de la peña tajada, de San Cipriano a la Puerta de Zambranos, alguno a menos de 50 metros, más profundo y llamativo que ése. Cegadas están las inmediatas "fuentes de vecindad" de Santa Lucía, de San Leonardo, Fuente El Caño.

Ante las críticas o un poco de sentido del ridículo que les quede, parece que ya han desistido de ostentar en terciopelo una llave ferruginosa, supuestamente de más de 500 años, supuestamente de una puerta supuestamente de una sinagoga desaparecida de la ciudad, según el doctorando mejicano Carlos Zarur, pero seguro seguro que no es de las que enarbolan los palestinos expulsados de sus casas desde hace setenta años.

El pseudo congreso sefardí en la UNED en 2016, promovido por Jambrina y Haim, pervierte la historia de los cistercienses del Monasterio de Santa María de la Granja de Moreruela difamándolos como criptojudíos cabalistas, y falsos monjes cristianos. Nadie responde por ellos, expulsados del convento por la enajenación del judío de raza y ejercicio, Mendizábal, en diciembre de 1835.

CINCO POSTES FUERA DE LUGAR

Los cinco postes del Ayuntamiento de la mal llamada “Zamora sefardí” están fuera de sitio. Primeramente el título. No eran ni se llamaban a sí mismos “sefardíes”, sino castellanos y leoneses los judíos anteriores al siglo XVI avecindados, alguno nacido y alguno fenecido en Zamora. El sefardismo se elabora a partir de la segunda generación de expulsados y se refiere a ellos y a sus descendientes por contraposición a los askenazis. Y lo "sefardi" de siglos después en Zamora, no es lo que buscan estos promotores turísticos.

El poste plantado a la entrada de Valorio por la tozuda propuesta de Jambrina de excavar todo el bosque, alude a la finca documentada desde 1447 hasta hoy mismo en el catastro como topónimo “osario de los judíos”. En primer lugar, está plantado el poste a más de 80 metros de donde pone el mismo poste que está la “tierra de la esponente” de tal topónimo, por debajo de la calle Pisones y no incluyendo el arroyo Valorio, como pone falazmente el poste y sí incluyendo ya en 1852 otros solares en el lote de la subasta de desamortización por 6000rs. En segundo lugar, en la zona no hay ni ha habido indicio alguno de enterramiento físico que no sea certificado como de cristianos de Santo Domingo, de Santa María de la Vega, Los Remedios, Santa Susana, junto al “camino de la cruz” en denominación medieval, hoy calle Pisones, continuación de Obispo Nieto. Así lo corrobora la “antigualla” que el alcalde Cabello regala a don Cesáreo en 1879, el sello con que firmaba el "hombre bueno Gil”, cuando se levantó la lápida con el epitafio "Requiescat in pace", del doctor chantre de la catedral, quien había profesado dominico, el “san fray Gil” de la crónica de Juan López en 1613. El colgante de plata encontrado en el mismo sitio, no tiene indicio de haberlo portado “sin duda una mujer de raza hebrea”, perdón, don Cesáreo, sino la “bienhechora” del Postigo de la Reina, sobre todo porque fue hallado con el sello del monje, en el lugar donde constaba en lápida lo que traducido dice “doña Eulalia hizo hacer esta casa. Descanse en paz”. Hasta que llegó la piqueta municipal después de la invasión francesa, el saqueo y el incendio en 1840, y la subasta por la enajenación del judío Mendizábal. No hay más rastro del cementerio de los dominicos en Zamora, activo durante 600 años, ni un añico de las lápidas, ni un poste municipal y eso que acogía los despojos de algún alcalde y otros próceres de la época. Según el texto del poste turístico, el cementerio tendría 33.000m², como el de San Atilano hoy, y la matemática municipal de letras cerradas lo convierte en 3,3 ¡áreas! (sic en el poste).

El poste en la Plaza de la Leña elogia a judíos que dice moraban ahí, pero no vivían ahí, sino en “la calle cerrada que da a San Bartolomé”, al otro lado del arco de doña Urraca, y que fueron condenados, uno por deudas con el pionero impresor Antón Centenera, precisamente llamado Samuel como el "impresor" del único libro en hebreo impreso en Zamora, y otro condenado más, por haberse quedado una propiedad de la Cofradía de los Racioneros, sin que falten sentencias de pleitos medievales en los que se condena a cristianos contra judíos. No se menciona ahí, y sí falsamente en el panfleto jambrino, al zamorano judío que se fue a África durante trece años a contabilizar esclavos para la deportación a América, donde él mismo triunfó y cayó en desgracia.

El poste al lado de la Alhóndiga está plantado donde estaba la Iglesia de Santa Ana, no mencionada en el poste contiguo al hablar de la muralla, y eso que era la santa abuela judía de Jesús de Nazaret. No hay constancia de “traslado masivo” de judíos de la Horta a La Lana, es un bulo. Sí se documenta los últimos decenios del siglo XV un notable grupo de judíos en un barrio de muchos más cristianos, de las feligresías de San Bartolomé, San Antolín, San Esteban, San Torcaz, Santa Ana, La Trinidad, la Santa Casa, la Cruz del Camino a Tierra de Campos, y no están separados los judíos de los cristianos, como dice falsamente el texto. Lo de “sin duda” es pura novelación poética.

El poste de la Plaza San Sebastián, que no es de “la colación de San Cipriano” al otro lado de la ciudad, sino de San Bartolomé, más próxima, tiene algo con base histórica documentada, aunque varias afirmaciones son fantaseadas y equívocas. Una sinagoga “con dos casas anexas” ahí, y "rendientes 30 mrs", no constituye en pocos decenios de actividad inestable, una academia de repercusión planetaria. Ha pasado ignorada en la historia de la ciudad y en la misma cultura hebrea universal (Graetz), hasta que llega el embaucador Jesús Jambrina con su ruta turística.

El poste de “La judería vieja” engaña. El año 1259 no es el siglo XII, sino XIII, y son escasísimos los nombres de judíos que se citan en la Puebla del Valle, tanto, que ninguno aparece en documentos del Tumbo Negro ni en el Tumbo Blanco de Zamora. Ninguna sinagoga está localizada en la zona de la Horta, y las dos que "se localizan" son falsas sinagogas, la bodega de don Lope Alonso, llamada luego “cueva árabe”, y la iglesia de San Julián del Mercado desde 1167 en calle Gazapo 5. Este poste con literatura propia de Jesús Jambrina contradice de plano al poste de San Leonardo redactado por un profesional, que sí está fundado en abundantes documentos sobre la identificación de numerosos mercaderes y artesanos cofrades cristianos según los nombres y apellidos, en una zona reducida, con nueve iglesias y tres monasterios más hospitales y alberguerías. En Zamora, El Valle, Los Barrios Bajos, La Horta, es una “cristianería vieja”, cada vez más.

El poste de “Santa María de Horta” no menciona parte esencial de la historia: la enajenación del judío Mendizábal agente que al servicio de los grandes financieros, los judíos Rothschild, expulsó el 19 de mayo de 1837 a las religiosas Hospitalarias Comendadoras de San Juan de Jerusalén que llevaban desde 1535, y causó el expolio y la ruina del edificio, subastado y luego reconvertido a la industria eléctrica y alcoholera hasta ser hoy Palacio Hotel NH donde los judíos van cada año a cerrar la venganza a primeros de julio cantando al dios de los ejércitos de Israel. Y yo haciendo los coros en julio de 2013.

El logo de la Junta de Castilla y León, y el del Ayuntamiento, utilizan y refrendan un “Centro Campanton” incompetente al menos, que altera la historia de la ciudad y que gestiona irregularmente, si no ilegalmente, una ruta turística inexistente con propaganda y publicidad engañosa.

UN PANFLETO DE PROPAGANDA

El reciente folleto de Jesús Jambrina sobre “Los judíos de Zamora”, además de ser lo más parecido a un plagio, es un copipega de resúmenes arramplados aviesamente, con sesenta y dos párrafos copiados de un autor, veinte de otro y veinte de otros, es una impostura que oculta muchos documentos que no le son propicios a su apaño. No repara en elogios para un “maimónides zamorano” delator que quiere ver a "Çarça" ardiendo (Ex. 3,2) porque no comparte la datación del inicio de la creación hace 5000 años y pico. Campanton es un exegeta fundamentalista del Talmud, como otros "great" y "famous Giants" olvidados hasta por la misma cultura judía, a pesar de haber montado una academia de relevancia universal en el barrio La Lana, según Bitton/Jambrina.

Aún mayor es la deformación sobre la vida, las vivencias, y la repercusión cultural hecha por Jesús Jambrina y su promotor Abraham Haim difundida en medios sociales. Sin entrar por ahora en temas de mayor trascendencia histórica y cultural. En la historia de Zamora los judíos no intervienen nada. Y en la historia de Israel, Zamora solo sale por el Concilio del noroeste en 1313, y por la truculenta peripecia histórica del santo Niño de La Guardia. Que más vale no reavivar.

REIVINDICACIÓN REVANCHISTA

Todos nos debemos a los antepasados. Pero los zamoranos de ahora no tenemos deudas que pagar a ningún pueblo que pasó por aquí hace siglos, y tampoco a los judíos, y de hacer balance sobre afrentas, se ha de superar la hemiplejia histórica propia de los vencedores en las guerras y las postguerras. Se haga historia con luz y taquígrafos dialogando y en buena convivencia, no con reivindicaciones revanchistas y técnicas invasoras. Vienen inculpando a nuestros antepasados de la expulsión de hace 500 años, los judíos, sefardíes actuales como Abraham Haim, ilustre huésped del Parador de los Condes de Alba y Aliste, que viven tan ricamente tras la expulsión de un millón de palestinos vecinos suyos hasta entonces, solo por no ser de su condición genética e ideológica, lo que mantiene en reclusión a cinco millones de palestinos en campos de refugiados. Sobre esto aún se puede actuar, y menos explotar el victimismo solo de los propios.

El máximo destructor del patrimonio histórico material y humano de la ciudad de Zamora es el judío de ejercicio y de raza por los cuatro costados, Juan de Dios Álvarez Mendizábal con sus correligionarios internos y externos, como los Roth/Schild, “El Ministerio Mendizábal”, que decía Espronceda, por no citar y solo mentar a Galdós. Ocasionó la ruina total y el expolio de numerosas y grandísimas instituciones zamoranas con sus moradores, bibliotecas (libros derivados a Breslau y luego a NY para Bitton), monumentos, obras de arte, y sepulcros. Alguna lápida recientemente "robada". Por citar, solo cuatro grandes Monasterios en la ciudad: San Jerónimo, Santo Domingo, San Benito, San Francisco, único aprovechable hoy en día, en otro tiempo cuartel de Alfonso V pretendiente de Castilla, contra Fernando de Aragón y Castilla, y casa de ilustres y santos franciscanos.

El que Jambrina y Haim recurran tozudamente a falsedades, no ya errores, que son debatibles e inevitables, incluidos por supuesto los míos, lógicamente en temas de historia y arqueología, para promover sus intereses personales proselitistas y crematísticos, como muñidores del Holocausto y la Inquisición, esa es otra, promoviendo irregularmente una ruta turística fantasma, es consecuente con el lema profesado por el mismo Jesús Jambrina:

“La simulación es un mecanismo psico-social de defensa tan válido como cualquier otro”. Así vale todo, la defensa, y el ataque sin disimulos contra la historia de nuestros antepasados.

Zamora tiene suficiente realidad histórica gloriosa y penosa, celebrada y olvidada, material e inmaterial, como para no recurrir a engaños y chantajes.

OTRA HISTORIA

Los congresos sobre Historia en Zamora y en especial sobre Edad Media celebrados hace más de treinta años por el IEZ Florián de Ocampo y la Fundación Ramos de Castro, apoyados por las instituciones locales, eran pluralistas y profesionales, críticos y respetuosos con las formas de vida y la historia de judíos, moros, cristianos y paganos. Todo lo contrario sucede con los llamados congresos sefardíes promovidos por Jesús Jambrina y Abraham Haim desde 2013, que no se atienen ni a los procedimientos profesionales ni a las actitudes de pluralidad y respeto en temas delicados de la historia de nuestro pueblo.

El testimonio escrito de estas falsedades está tomado de las publicaciones digitales e impresas propias del grupo activista “Centro Campanton”, de más de ochenta reportajes publicitarios en cuatro años en el periódico local "La Opinión de Zamora", con numerosas falsedades que recopila Jesús Jambrina en su panfleto último, todo un cúmulo de tergiversaciones incluso en lo que copipega de autores reconocidos y lo que pone de cosecha propia.

Todo sea dicho en sentido crítico cultural e histórico. Por ahora. Atañe exclusivamene a los individuos referidos y referibles nominalmente en el escrito a los que se añadirán inmobiliarios, arquitectos, diseñadores, políticos, noveladores, e historiadores aprendices de brujo. Sean de la condición que sean, todo sea entendido sin menoscabo de la estima y respeto personal a cada uno.

Preparo la crítica del contenido ideológico, de mayor trascendencia, y que más especialmente es mi campo profesional. Mientras pregunto: ¿Dónde están los profesionales?

Para los que rompen la voluntad de testados y e invaden el santuario, fueron roboradas y selladas en pergamino las maldiciones bíblicas de Nm 16,21.32; Dt 11,6; S 105,7 como las referidas a “Sancta Maria de illa Veiga, era Iª Cª LXXXª VIII et quotum IIIIº idus aprilis:

“Quodsi aliquis homo, qui fieri non credo, contra hoc meum factum ad inrumpendum venerit, quisquis fuerit qui tale quid commiserit, sit maledictus et excomunicatus. Et cum Datan et Abiron quos vivos terra obsorbuit, infernales penas luat. Et regie parti decem libras auri exsolvat. Et quod in calumpnia miserit in duplo conponat”.

Dr. BERNARDO ALONSO ALONSO

31 de julio de 2017 última actualizacón